miércoles, 22 de septiembre de 2010

Esta época instruida

Esta época instruida

Se tira pedos

Esta época instruida

Camino despacio

Esta época instruida

Se acuerda de sus abuelas

Esta época instruida

Toma diuréticos, presión arterial alta,

Vigila la sal y el azúcar

Esta época instruida come menos carne, algunos

Hace una década que dejaron de fumar

Unos dejan el café, otros lo toman fuerte

Esta época instruida presenció

Los funerales de sus mejores amigos, llamó a

Hijas y nietas por teléfono

Unos conducen, otros no, unos cocinan,

Otros no

Esta época instruida

A menudo

No dice nada.

lunes, 20 de septiembre de 2010

´Qué ha muerto?

¡Puta de ti!

En ese tiempo vivivía en la Luna. El placer terrenal a mí se me prohibió. Cultivaba violetas, cantaba felizmente y a los gatos recogía yo.

¡Ah, puta de ti! ¡Ah, pobre de mí!

Un día de lluvía golpearon mi aldaba. Sin demora fui a abrir, sin duda otro michino. Ay señor, el felino que el viento me envíaba eras tú, eras tú.


¡Ah, puta de ti! ¡Ah, pobre de mí!

Ojos rasgados color de pistacho. Tu patita de pana rozó mi corazón. Por suerte para mí no tenías mostacho y tu virtud fue pompa de jabón.


¡Ah, puta de ti! ¡Ah, pobre de mí!

Al norte y sur de mi vida bohemia, decidiste pasear tu fuego juvenil. Y para mí y mis gatos, flores y poemas fuiste lluvia, fuiste sol de abril.


¡Ah, puta de ti! ¡Ah, pobre de mí!

Pero la hoz del tiempo ciegavino ya ha logrado dejar marchito nuestro amor. Pues quemaste mis versos, golpeaste al minino y le echaste gasolina a la flor.


¡Ah, puta de ti! ¡Ah, pobre de mí!

El colmo al fin, miserable marsopa. Como ya en mi cocina no había ni un pan, fue correr sin vergüenza a por una escalopa al lecho del carnicero Germán.


¡Ah, puta de ti! ¡Ah, pobre de mí!

Todo acabó, quedó atrás el mal rato. Renuncié a tus amores y volví en tren a la Luna, llevando mis cuernos, mis gatos y mis cantos y flores también.


¡Ah, puta de ti! ¡Ah, pobre de mí!

De Brassens, como no xD. Traducción de Paralta.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Como Ulises

Yo, como Ulises, he sido de Penélope el marido, y me alejé de esa joya por unirme a Agamenón, que iba a la guerra de Troya, me pedía el cuerpo acción. Y tuve acción, tuve guerra, ríos de sangre por tierra y, entre hecatombes y vino, Aquiles, casi divino. Y el mejor de mis engaños, un caballo de madera. Y Aquiles que desespera y muere. Fueron diez años.

Y me volví para casa, puse de Ítaca al rumbo y ya sabéis lo que pasa, doy un tumbo y otro tumbo. Y, ¿qué queréis que uno haga si al primer tumbo me tumbo en lecho de una maga? Baste deciros que tanto fue de Calipso el encanto que me acosté en aquel lecho un par de años, quizá tres, y siempre estaba desecho, pero el tiempo es como es. Y rompe el encanto un día y sigues tu travesía, resistes a duras penas cánticos de las sirenas, y visitas el Infierno donde Aquiles y tu madre, aunque Cerbero les ladre, tienen frío y es eterno.

Y otra vez de vuelta a casa, otra vez de Ítaca al rumbo y ya sabéis lo que pasa doy un tumbo y otro tumbo y, otra vez mi suerte aciaga y, esta vez casi sucumbo en el lecho de otra maga. Circe de turbio recuerdo me quería para cerdo. Lo fueron mis camaradas, a mí me salvó algún dios. Y le afeé sus cerdadas:¡ Que te zurzan, Circe, adiós!

Y al mar me dicta mi instinto, al mar que es un laberinto. Y sopla un viento contrario y doy con un sanguinario Cíclope vil, Polifemo. Aunque me tuvo a su antojo, era un borracho y un memo. Le clavé un palo en el ojo. Nadie, gritaba, me ciega, nadie gritaba acusica. Con Poseidón no se juega y naufrago hacia Nausica, linda princesa feacia, a quien traté en plan colega con extrema diplomacia. Y me alojé en el palacio de su padre, el rey feacio, y me contaron mi historia sin saber que yo era yo, y en un momento de euforia mi gloria me descubrió: señores, sí, soy Ulises, vuelvo de muchos países, debo seguir navegando, Ítaca me está esperando. Me ofrecieron un navío, y remeros los mejores. Y zarpé hacia mis amores, mi Penélope y el crío.

Ítaca al fin, veinte años Ítaca al fin no son nada, unos cuantos desengaños y es el mar agua pasada. Me disfracé de mendigo: vi a Penélope casada, con un antiguo enemigo. Ahora soy un ex-marido, un ex-padre y he sabido, que guardó un tiempo mi ausencia, bordando que era un primor, que se agotó su paciencia, que rompió su bastidor. En uno de sus repentes, y a uno de sus pretendientes parece ser que le dijo: Padre serás de mi hijo y tendremos otros varios, Ulises si es que regresa, se llevará una sorpresa, me lo dicta mis ovarios.

Y ahora, perdido mi rumbo, ahora voy adonde sea, un tumbo doy y otro tumbo y prosigo mi Odisea en otras tristes canciones. Sólo Hermes y Atenea comparten mis libaciones.

Javier Krahe.