viernes, 7 de mayo de 2010

Donde se cuenta la historia del intento de destruir a un "catus" por parte de su propietario

Érase que se era un hombre que odiaba a su gato, ya que parecía que todo lo que hacía éste era para joderle, ya sea estropearle la siesta, llenarle de pelos el sofá, arañarle cuando quería acaricirale u ocupar el sofá justo cuando él iba a recostarse...en fin, una pesadilla de gato. Solución, eliminarlo.

Pensó cómo liquidarlo: "Ya sé, lo meteré en un saco y lo llevaré al bosque y seguro que no sabrá volver". Acto seguido lo mete en un saco y se lo lleva allí abandonándolo. Feliz, vuelve a su casa. Abre la puerta y, sorpresa, el felino, como el dinosaurio, seguía allí.

Tenía que idear más y en éstas pensó: "Ya sé, lo meteré en el saco y me lo llevaré a la montaña, donde seguro que no sabrá volver". Acto seguido coge al gato y se lo lleva a una montaña y lo abandona dentro del saco. Vuelve a su casa "et voilà", hételo allí esperando su ración de comida relamiéndose muy felizmente.

Ocurriósele lanzarlo al mar en un saco lleno de piedras y candado de acero para que se hundiera y falló. También se lo llevó a la Antártida para que muriera congelado y casi es él el que se congela. Igual resultado tuvo llevárselo al volcán Eyjafjalla y tirarlo por el cráter, pero antes de hacerlo el gato había desaparecido y acabó cayéndose él. Conclusión, el hombre directo al hospital con quemaduras de quinto grado y el gato con él a hacerle compañía...¿o tendría que decir a jodérsela?

Todo cubierto de potingues, el hombre seguía maquinando. Y de tanto pensar y pensar que le salieron ampollas y quemaduras mentales, pero encontró LA SOLUCIÓN. Era tan destructiva y mortal que ni a Nietzsche se le hubiera ocurrido. Llevaría al gato hasta la Luna. Exclamó: "¡Eureka, de ésta sí que no te salvas, maldito cabrón roba-sofás! ¡Muajajajaja!".

Ya recuperado, coge la caja, bien la encadena y sella y se marcha. Va hasta la estación espacial y se compra un billete dirección la Luna como el que se compra un billete dirección Moncada. Ya allí, coge la caja, la abre para finalizar el trabajo que casi le cuesta la vida y en éstas exclama: "¡Mierda, me he olvidado de meter el gato!¡Noooo!".

Desgraciadamente, el "pobre hombre" no tiene combustible para volver a su casa y está condenado a morir en aquel paraje solo y asfixiado. O debería decir afortunadamente pues definitivamente se había librado del gato...¿o el gato se había librado de él? Nunca lo sabremos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Este gato no tiene nada que ver con el de Schröedinger, no?

Ja, ja, ja, me imagino al gato relamiendose mientras mira con regocijo la Luna llena.

Soledad 6.

Anónimo dijo...

Viva el gato!!

J C Monkayola Aguinako.

Anónimo dijo...

Lucky men, pagó un precio "muy alto"
pero consiguió lo que se propuso.

Devilish cat. Desde luego éste no es
el que está triste y azul XD.

DN

Guasch dijo...

Creo q conozco a ese gato.

¿Es negro también de día? Le faltan ojos tristes y le sobra desfachatez a cada pelo que suelta por un piso que, sin ir más lejos, podría ser éste mismo?

Todos sabemos quién es ese hijoputa (pero aix, le tengo hasta cariño y todo!), conservemos el anonimato (qué más da si digo Figgaro, es su nombre de espía, no el real)

larga vida al gato! y poca para los q le rodeen

Anónimo dijo...

Cuando yo era pequeña mi abuela me contaba una historia sobre el hombre
de la Luna, pero claro no era ésta,
aquella era más triste.

Que disparatado eres, pero bien está
si nos hace sonreir.

Indoo

Anónimo dijo...

Very funny. If cat is no God us from him ;)

XD.