sábado, 18 de septiembre de 2010

Como Ulises

Yo, como Ulises, he sido de Penélope el marido, y me alejé de esa joya por unirme a Agamenón, que iba a la guerra de Troya, me pedía el cuerpo acción. Y tuve acción, tuve guerra, ríos de sangre por tierra y, entre hecatombes y vino, Aquiles, casi divino. Y el mejor de mis engaños, un caballo de madera. Y Aquiles que desespera y muere. Fueron diez años.

Y me volví para casa, puse de Ítaca al rumbo y ya sabéis lo que pasa, doy un tumbo y otro tumbo. Y, ¿qué queréis que uno haga si al primer tumbo me tumbo en lecho de una maga? Baste deciros que tanto fue de Calipso el encanto que me acosté en aquel lecho un par de años, quizá tres, y siempre estaba desecho, pero el tiempo es como es. Y rompe el encanto un día y sigues tu travesía, resistes a duras penas cánticos de las sirenas, y visitas el Infierno donde Aquiles y tu madre, aunque Cerbero les ladre, tienen frío y es eterno.

Y otra vez de vuelta a casa, otra vez de Ítaca al rumbo y ya sabéis lo que pasa doy un tumbo y otro tumbo y, otra vez mi suerte aciaga y, esta vez casi sucumbo en el lecho de otra maga. Circe de turbio recuerdo me quería para cerdo. Lo fueron mis camaradas, a mí me salvó algún dios. Y le afeé sus cerdadas:¡ Que te zurzan, Circe, adiós!

Y al mar me dicta mi instinto, al mar que es un laberinto. Y sopla un viento contrario y doy con un sanguinario Cíclope vil, Polifemo. Aunque me tuvo a su antojo, era un borracho y un memo. Le clavé un palo en el ojo. Nadie, gritaba, me ciega, nadie gritaba acusica. Con Poseidón no se juega y naufrago hacia Nausica, linda princesa feacia, a quien traté en plan colega con extrema diplomacia. Y me alojé en el palacio de su padre, el rey feacio, y me contaron mi historia sin saber que yo era yo, y en un momento de euforia mi gloria me descubrió: señores, sí, soy Ulises, vuelvo de muchos países, debo seguir navegando, Ítaca me está esperando. Me ofrecieron un navío, y remeros los mejores. Y zarpé hacia mis amores, mi Penélope y el crío.

Ítaca al fin, veinte años Ítaca al fin no son nada, unos cuantos desengaños y es el mar agua pasada. Me disfracé de mendigo: vi a Penélope casada, con un antiguo enemigo. Ahora soy un ex-marido, un ex-padre y he sabido, que guardó un tiempo mi ausencia, bordando que era un primor, que se agotó su paciencia, que rompió su bastidor. En uno de sus repentes, y a uno de sus pretendientes parece ser que le dijo: Padre serás de mi hijo y tendremos otros varios, Ulises si es que regresa, se llevará una sorpresa, me lo dicta mis ovarios.

Y ahora, perdido mi rumbo, ahora voy adonde sea, un tumbo doy y otro tumbo y prosigo mi Odisea en otras tristes canciones. Sólo Hermes y Atenea comparten mis libaciones.

Javier Krahe.

3 comentarios:

Soledad 6 dijo...

¡Olé Penélope!

Y en septiembre, TOSER Y CANTAR.
Por fin otro "Cuervo" que llevarse al oído.

Soledad 6 dijo...

"Habrá un día que todos,
al levantar la vista,
veremos una tierra,
que ponga LIBERTAD"

José Antonio Labordeta ha muerto.

El día sigue sumando tristezas. Y van tres, espero que pare ahí.

Anónimo dijo...

Esta versión de la Odisea no la conocía, me gusta, jejeje.

DN