sábado, 23 de mayo de 2009

La física y lo físico

EL JUEGO DE LA CIENCIA // CARLO FRABETTI

*Escritor y matemático

¿Es el infinito una mera entelequia o tiene algo que ver con el mundo físico? ¿Hay algo en la naturaleza que se corresponda con los números irracionales? Leopold Kronecker, enemigo jurado de Cantor y de sus números transfinitos, decía que Dios solo había hecho los números naturales y los demás eran obra del hombre, es decir, puras construcciones mentales. En el extremo opuesto, Kurt Gödel, el lógico y matemático más relevante del siglo XX, pensaba que los entes matemáticos se descubren, más que se inventan, en el sentido de que tienen una realidad intrínseca e independiente de nosotros. A primera vista, la postura de Gödel parecería de un idealismo poco menos que platónico; pero ¿acaso es menos “idealista” atribuirle realidad objetiva al color rojo de una fresa o a su agradable sabor?

En La física, aventura del pensamiento, tal vez su obra más filosófica, dice Einstein: “Los conceptos físicos son creaciones libres del intelecto que, por más que lo parezca, no están determinadas únicamente por el mundo exterior. En nuestro empeño por concebir la realidad, somos como alguien que tratara de descubrir el mecanismo invisible de un reloj del cual ve el movimiento de las agujas y oye el tic-tac, pero no puede abrir la caja que lo contiene… El científico cree que, al aumentar sus conocimientos, su imagen de la realidad se hará más simple y explicará un mayor número de impresiones sensoriales. Puede creer en la existencia de un límite ideal del saber al que se va aproximando el entendimiento humano, y llamar a ese límite la verdad objetiva”.

En cualquier caso, al aumentar nuestros conocimientos no estamos obteniendo una imagen de la realidad más simple. Tras el primer gran fogonazo esclarecedor que acompañó al nacimiento de la física moderna, nuestra visión intuitiva del mundo no ha hecho más que enturbiarse, a medida, paradójicamente, que las fórmulas matemáticas que describían su funcionamiento iban ganando en claridad y precisión. Al propio Newton le repugnaba la idea de una acción a distancia como la atracción gravitatoria, sin que hubiera ningún nexo material entre los cuerpos interactuantes, e imaginó el espacio lleno de partículas invisibles en constante agitación. Fue el primer encuentro de la física con la inquietante idea de no-localidad, totalmente contraria a la intuición. Y la cosa no había hecho más que empezar.

viernes, 8 de mayo de 2009

Lecciones prácticas de Física

La política, que es el arte de lo posible, parece confirmar a diario la broma de Einstein: “Dios no juega a los dados”, para recoger a continuación la sentencia teresiana de “Dios escribe recto sobre renglones torcidos”. Y eso que Einstein no conocía la política española de hoy, lo que le confirma doblemente como un genio. A su modo quería decir que Dios, el creador del Universo, había hecho las cosas bien, pero que somos los hombres los que distorsionamos con la mirada su creación. Así que la muerte, la injusticia, el hambre, la enfermedad tienen una lógica divina aunque nosotros lo apreciemos como mensajes en renglones torcidos. Retorcidos, diría yo.

Siento que Einstein ya no esté entre nosotros porque así nos ilustraría sobre la diferencia de comportamiento de la física clásica y la mecánica cuántica, el mundo de lo pequeño, donde todo es mucho más impredecible, como en el juego de los dados.

En la física clásica, a nivel de todo el Estado, la política del PP y del PSOE resultan irreconciliables. Un discurso a muerte entre fachas y progres, entre comehostias y ateos, entre gente de moral inquebrantable y abortistas y mariquitas. En ese nivel, ambos partidos buscan nuestro bienestar, pero mediante métodos y discursos opuestos. En cambio, en la mecánica cuántica, en la micropolítica, pueden convivir y compartir idénticos afanes.

En la física clásica, el PP intenta tumbar los Presupuestos Generales del Estado porque generan más paro y más endeudamiento. Pero, en la cuántica del País Vasco, apoya la designación como lehendakari de un socialista que promete, en su discurso de investidura, un mayor endeudamiento para paliar los efectos de la crisis. No están locos, no es un trastorno bipolar, es un problema cuántico.

En la física clásica se matan a insultos. Pero cuando descienden a la mecánica cuántica se aplauden. Joder con los renglones torcidos.

Por Manolo Seco, al diario Público

martes, 28 de abril de 2009

Las cosas de España

Girona, años ochenta. Una ballena está varada en la playa de Sant Antoni de Calonge. Muerta. En la arena, un gabinete de crisis compuesto por el gobernador civil, el representante de la Generalitat de Catalunya y el alcalde debate qué hacer con el cetáceo. Lo primero es determinar de quién es competencia el asunto. Requerido de urgencia, un técnico emite un dictamen: “Si el objeto está en el mar, es del Estado. Si está en tierra, de la comunidad autónoma”.

O sea, que con cada ola que la hacía flotar, la ballena era mía o de mi colega de la Generalitat. Ahí descubrí que este país que hemos creado es muy complicado. Y que alguien ha de tomar decisiones y ejecutarlas. Al fin vino un barco del ejército, remolcó el bicho a alta mar, le pegó un pepinazo, lo hundió y adiós problema.


Un caso anecdótico que resume la historia de España

lunes, 20 de abril de 2009

Permitidme tutearos, imbéciles



Catetos presidentes/as y ex-presidentes/as. Inútiles ministros/as y ex-ministros/as. Estúpidos los que hacen las leyes de educación. Aburrido y viendo una película pesisérrima (el érrimo del pésimo) de Harrisson Ford cuyo título no quiero saber decido buscar temas sobre Bolonia. Me he encontrado este artículo de Pérez-Reverte, mordaz y sin pelos en la lengua, sobre la desastrosa educación española y cagándose en los "politicastros", en sus madres y en sus ocurrentes citas. Léanlo:


"Cuadrilla de golfos apandadores, unos y otros. Refraneros casticistas analfabetos de la derecha. Demagogos iletrados de la izquierda. Presidente de este Gobierno. Ex presidente del otro. Jefe de la patética oposición. Secretarios generales de partidos nacionales o de partidos autonómicos. Ministros y ex ministros –aquí matizaré ministros y ministras– de Educación y Cultura. Consejeros varios. Etcétera. No quiero que acabe el mes sin mentaros –el tuteo es deliberado– a la madre. Y me refiero a la madre de todos cuantos habéis tenido en vuestras manos infames la enseñanza pública en los últimos veinte o treinta años. De cuantos hacéis posible que este autocomplaciente país de mierda sea un país de más mierda todavía. De vosotros, torpes irresponsables, que extirpasteis de las aulas el latín, el griego, la Historia, la Literatura, la Geografía, el análisis inteligente, la capacidad de leer y por tanto de comprender el mundo, ciencias incluidas. De quienes, por incompetencia y desvergüenza, sois culpables de que España figure entre los países más incultos de Europa, nuestros jóvenes carezcan de comprensión lectora, los colegios privados se distancien cada vez más de los públicos en calidad de enseñanza, y los alumnos estén por debajo de la media en todas las materias evaluadas".

"Pero lo peor no es eso. Lo que me hace hervir la sangre es vuestra arrogante impunidad, vuestra ausencia de autocrítica y vuestra cateta contumacia. Aquí, como de costumbre, nadie asume la culpa de nada. Hace menos de un mes, al publicarse los desoladores datos del informe Pisa 2006, a los meapilas del Pepé les faltó tiempo para echar la culpa de todo a la Logse de Maravall y Solana –que, es cierto, deberían ser ahorcados tras un juicio de Nuremberg cultural–, pasando por alto que durante dos legislaturas, o sea, ocho años de posterior gobierno, el amigo Ansar y sus secuaces se estuvieron tocando literalmente la flor en materia de Educación, destrozando la enseñanza pública en beneficio de la privada y permitiendo, a cambio de pasteleo electoral, que cada cacique de pueblo hiciera su negocio en diecisiete sistemas educativos distintos, ajenos unos a otros, con efectos devastadores en el País Vasco y Cataluña. Y en cuanto al Pesoe que ahora nos conduce a la Arcadia feliz, ahí están las reacciones oficiales, con una consejera de Educación de la Junta de Andalucía, por ejemplo, que tras veinte años de gobierno ininterrumpido en su feudo, donde la cultura roza el subdesarrollo, tiene la desfachatez de cargarle el muerto al «retraso histórico». O una ministra de Educación, la señora Cabrera, capaz de afirmar impávida que los datos están fuera de contexto, que los alumnos españoles funcionan de maravilla, que «el sistema educativo español no sólo lo hace bien, sino que lo hace muy bien» y que éste no ha fracasado porque «es capaz de responder a los retos que tiene la sociedad», entre ellos el de que «los jóvenes tienen su propio lenguaje: el chat y el sms». Con dos cojones".

"Pero lo mejor ha sido lo tuyo, presidente –recuérdame que te lo comente la próxima vez que vayas a hacerte una foto a la Real Academia Española–. Deslumbrante, lo juro, eso de que «lo que más determina la educación de cada generación es la educación de sus padres», aunque tampoco estuvo mal lo de «hemos tenido muchas generaciones en España con un bajo rendimiento educativo, fruto del país que tenemos». Dicho de otro modo, lumbrera: que después de dos mil años de Hispania grecorromana, de Quintiliano a Miguel Delibes pasando por Cervantes, Quevedo, Galdós, Clarín o Machado, la gente buena, la culta, la preparada, la que por fin va a sacar a España del hoyo, vendrá en los próximos años, al fin, gracias a futuros padres felizmente formados por tus ministros y ministras, tus Loes, tus educaciones para la ciudadanía, tu género y génera, tus pedagogos cantamañanas, tu falta de autoridad en las aulas, tu igualitarismo escolar en la mediocridad y falta de incentivo al esfuerzo, tus universitarios apáticos y tus alumnos de cuatro suspensos y tira p’alante. Pues la culpa de que ahora la cosa ande chunga, la causa de tanto disparate, descoordinación, confusión y agrafía, no la tenéis los políticos culturalmente planos. Niet. La tiene el bajo rendimiento educativo de Ortega y Gasset, Unamuno, Cajal, Menéndez Pidal, Manuel Seco, Julián Marías o Gregorio Salvador, o el de la gente que estudió bajo el franquismo: Juan Marsé, Muñoz Molina, Carmen Iglesias, José Manuel Sánchez Ron, Ignacio Bosque, Margarita Salas, Luis Mateo Díez, Álvaro Pombo, Francisco Rico y algunos otros analfabetos, padres o no, entre los que generacionalmente me incluyo."

"Qué miedo me dais algunos, rediós. En serio. Cuánto más peligro tiene un imbécil que un malvado."

Arturo Pérez-Reverte, XL Semanal 1052, 23-29 de diciembre del 2007.

sábado, 4 de abril de 2009

¡Es. Una. Auténtica. Hija. De. Puta!

Aunque servir yogur helado había sido mi trabajo más interesante hasta la fecha, mis amigos recién incorporados al mundo laboral me habían contado suficientes historias para saber que la vida de empresa no tenía nada que ver con eso. Ni mucho menos. Aquí faltaban las nauseabundas luces fluorescentes y las moquetas que disimulan las manchas. Donde hubiera debido ver secretarias desaliñadas había jovencitas de pómulos altos y trajes de diseño. Tampoco había rastro de material de oficina. La presencia de artículos tan básicos como archivadores, papeleras y libros era, sencillamente, nula. Observé cómo desaparecían seis plantas de blanca perfección antes de oír una voz cargada de odio.

-¡Es. Una. Auténtica. Hija. De. Puta! No la aguanto más. ¿Quién la aguanta, dime? ¿QUIÉN LA AGUANTA?-siseó una chica de veintitantos años ataviada con una flada de piel de serpiente y una diminuta camiseta sin mangas, más apropiada para una noche caliente en Lotus que un día (¡de invierno!) en la oficina.

-Lo sé, lo séee. ¿Qué crees que he estado sopotando yo los últimos seis meses? Una auténtica hija de puta. Y encima tiene un gusto pésimo-convino su amiga con una vigorosa sacudida de su adorable melena.

Afortunadamente llegué por fin a mi planta y las puertas del ascensor se abrieron. Interesante, pensé. Sin embargo, si comparas este posible entorno de trabajo con un día normal en la vida de una chica de instituto, podría ser más que eso. ¿Estimulante? Bueno, quizá no. ¿Acogedor, bonito, alentador? No; no exactamente.¿La clase de lugar que te anima a sonreír y a querer hacer un buen trabajo? ¡De acuerdo! En cualquier caso, si buscas lo delgado, lo sofisticado, lo último y lo supermoderno, Elias-Clark es la Meca.

Extracto del libro de El Diablo viste de Prada de Lauren Weisberger. Página 22-23. Editorial DEBOLSILLO

Conversación típica entre mujeres (pijas) neoyorquinas. En el fondo "belenes estébanes" yankees enlatadas en su estética "hipermegaultrasuperpijaoseanomemiresporquemedaaaaaa¡ahhh!". Qué asco. Ya se podrían meter su asquerosa y repelente pedantería y pijería (ergo idiotez) por el mimsmísimo coño, a ver si revientan (o se vuelven más inteligentes) y dejan en paz a este pobre "físico, o intento" con sus dilemas espacio-temporales e históricos, además de analizar las frases "rubianescas", en cuanto a las frases dichas en sé y per sé. ¡Hostia puta! He hablado.

Pd: Si alguien se ha sentido ofendido, que se joda. No tengo el día (noche) para lloriqueos. ¡Ea y Padam-Padam!

martes, 17 de marzo de 2009

¿¿¿¿Pero qué es esto?????

Sin noticias varios días después de mi visita al Cuestorado. Ya llegarán y mientras, en el curro, atendiendo a mis buenos camaradas que piden mobiliario y lanzas para defender sus ínsulas de los continuos saqueos.

Aburrido como una ostra decido cerrar. Otro día más y sin noticias de Flavio. Llega la noche, y después de cenar en el triclinium, gachas con queso de cabra para su interés, me desvisto y me acuesto. Sigo dándole vueltas, más vueltas y voy revolviéndome como huevo revuelto a la misma idea: ¿Me tomarían el pelo al decirme aquello? ¿Me han creado falsas ilusiones? Alguien llama dando golpes a la puerta. “Pam, pam, pam”. Enciendo una candela, me pongo lo mínimo para abrirla y ¡cuál es mi sorpresa!

-Ave, mi sublime nombre es Flavio Quinto Metelo. ¿Eres ése, el tal Sexto Marciano? El secretario decía verdaderas maravillas de ti, nada raro ya que ese imbécil siempre las dice. Espero que no me haga perder el tiempo. A ver, dime: ¿Dónde naciste?

-En Hipona, África. Tuve que huir de casa por-

-No es necesario que me expliques tu insignificante vida. No me es necesaria- Flavio, como buen patricio viste la típica indumentaria de toga blanca sin ornamentos. Rondará la cincuentena. Alto y delgado con pelo canoso, nariz aguileña y ojos verdes imponentes y penetrantes. Da pavor y habla con la típica gilipollez de los patricios-Vengo a darte cita para cumplir una misión que determinará si eres apto para el puesto y ver cuán bueno eres en las labores que yo te imponga. Ya sé que no es tarea mía venir a avisarte, pero mi criado ha enfermado, hoy en día no se consiguen buenos esclavos que cumplan las tareas encomendadas, además empiezan a escasear en Occidente. Ven mañana al Foro de Augusto cuando el Sol alcance su máximo. ¿Entendido? No te demores, estoy bastante ocupado y si no estás a la hora dicha, despídete de este trabajo. ¡Ave!

Sus pasos seguros y su porte erguido recuerdan a un ser magnánimo y majestuoso. Uno de aquellos reyes antiguos, una raza extinta de hombres. Es un hombre a respetar, aunque su prepotencia se le suba a la cabeza y le haga ser un completo imbécil, atributo que casi siempre tienen los sabios. Ésta es mi primera impresión, pero la oportunidad de salir de mi mísera vida, aburrida y vulgar, puede contra toda opinión que pueda tener. Apago la candela, me vuelvo a desvestir y me meto en el catre. Buenas noches.

Día siguiente. Hace viento y negras nubes amenazan tormenta. Está amaneciendo. Desayuno rápido, me pongo la mejor toga-y única- que tengo y salgo. Tomo la vía Aurelia hasta llegar al Monte Palatino y el Foro. El Coliseo al fondo impone el esplendor de un pasado glorioso, hoy en día clausurado. A decir verdad ya no hay entretenimientos en Roma. Los emperadores ya no viven aquí y se descuidan de la capital. En el Circo Máximo hace años que no compiten aurigas, porque no hay dinero y porque nadie se dedica a competir hoy en día. En medio de todo esto, el Foro Imperial. Me he pasado tres cuartos de hora caminando para llegar aquí. ¿A quién se le ocurre edificar una ciudad tan grande sin haberse inventado el auto-auriga? Son ganas de tocarle la moral a uno.

Al final arribo al Foro Augusto, en el momento señalado. Se ha despejado el cielo y el Sol está en el cénit. Espero, espero y no llega. El Sol está a punto de ocultarse bajo la Tierra, qué espectáculo tan bonito. El Sol poniéndose mientras la Tierra la acoge en brazos, el Coliseo y el Palatino al fondo adornando la imagen. ¡Qué espectáculo tan curs…! -“lari, lará, laróoooooo lariiii, laraaaaaaaaaaaa, larooooooooooooooooooooo”- Corriendo, bailando y saltando aparece un hombre viejo, de unos setenta, bajo y gordinflón, calvo y narigudo vestido de las togas de las équites. Está borracho como una cuba, sin duda. Es llegar y me increpa.

-¡Oye, dónde has estado! Yo, o sea Él ha estado esperándote por estos lares impaciente. ¡Dónde has estado eh!

-Perdone, pero ¿quién es usted?-¡¿Habla en tercera persona?!

-Yo, o sea él es Flavio Quinto Metelo. Équite y cronista del tercer Valentiniano, je je je. Pero como puede ser que no le reconozca si ayer le vio a su magnanimidad, je je je. Entonces eso, que ¿cómo es que ha llegado tan tarde? Ehhhh!! Jajajaja-risa de caballo demencial.

-Em…señor, a usted no le conozco. Yo he quedado aquí con el cronista Flavio Quinto, no con un patricio borracho que se hace pasar por Quinto Metelo

-Équite muchacho. Yo, o sea él es un équite. El gran Flavio Quinto Metelo. No soy un usurpador, yo soy Flavio Quinto Metelo. ¿ Por quién me tomas criajo? Y contesta a mi pregunta: ¿Dónde te has metido hasta ahora?

-Pero qué dice, ¡si he estado aquí desde que el Sol alcanzó su máximo!

-¡Ah! Será que se ha perdido yo, o sea Él por el camino. En fin, olvídese de este pequeño detalle. A decir verdad, ¿para qué habían quedado? ¡Ah, para darle la enhorabuena por superar la prueba que le planteó!

-¡Pero qué pruebas ni que leñe, pero si aún no me ha dicho qué tengo que hacer! ¡Pero usted que me ha de decir si no es Quinto Metelo, ni es nadie! ¡Déjeme hacer!

-¡Como que no! Cómo osas, te mandaré descuartizar como no me hagas un poco de caso. ¡Quién te crees que eres! Decirle estas cosas a Flavio Quinto…-de repente aparece alguien detrás del viejo asustándole. Es el verdadero Quinto Metelo. Yo lloro de alegría, porque por fin se aclarará todo el malentendido con el borracho. El gran Quinto Metelo le hará entrar en razón.

-Padre, ¿Qué haces? No tendrías que levantarte de cama tan tarde ni ir a beber hasta las tantas. Al final te constiparás.

Mi nombre es Constancio. Abandoné Hipona en el año CDXXX y heme aquí en Roma. Entré a trabajar para una familia de carpinteros cuyo hijo murió al caerse durante una reparación desde el tejado de una ínsula. Me acogieron y empecé a trabajar para ellos. Hoy en día también han muerto a causa de la peste de hace unos años y ahora llevo yo el negocio. La verdad es una vida pésima y no me da para vivir demasiado bien, por eso me gustaría entrar a trabajar para Quinto Flavio Metelo. Pero visto los acontecimientos de esta tarde, ¿qué he de hacer? Resulta que hay dos Quintos, y uno es hijo del otro. ¿Qué clase de broma es ésta?

jueves, 5 de marzo de 2009

El gato de Schroedinger

Una bella y relativamente sencilla ecuación gobierna la evolución en el espacio-tiempo de la función que describe un sistema cuántico. ¡Toma ya! Es la ecuación de un excelso dandy llamado Erwin Schroedinger. Más difícil que resolver la ecuación era interpretar su resultado. Max Born, por cierto, abuelo de la actriz Olivia Newton-John, le dio una interpretación probabilística.

La probabilidad,
como bien sabe el lector es un recurso de la ignorancia. Conectemos el asunto con los dados a los que Dios era poco aficionado a jugar según Einsten. Lanzamos un dado y estamos seguros de que caiga lo que caiga sobre una determinada cara es exactamente 1/6. Pero esto es debido a que no sabemos la velocidad y ángulo de salida del dado de nuestra mano, el rozamiento con la piel, el giro y rebote con la mesa, y un sinfín de variables más que el aludido llamó variables ocultas. Si las conociéramos todas, sabríamos calcular con certeza qué cara iba a salir en cada lanzamiento. Nada de probabilidades. Pero Born insistió: la probabilidad cuántica no es fruto de la ignorancia, sino todo lo que podemos saber de un sistema atómico.

Schroedinger propuso un experimento imaginario para demostrar lo absurdo de la interpretación probabilística de su unción de ondas. Se encierra un gato en una caja hermética y diabólica: contiene una fuente radiactiva cuya desintegración puede accionar un mecanismo que libere un martillo que rompa una ampolla de cristal que contiene un veneno letal. La teoría cuántica predice que la fuente radiactiva tiene un 50% de probabilidad de que se desintegre al cabo de una hora, o sea, que el gato tiene que al cabo de ese tiempo la misma chance de estar vivo que de estar muerto, pero de lo que no cabe duda es de que, lo sepamos o no, el gato está o vivo o muerto. La interpretación de Born supone que el gato no está ni vivo ni muerto, sino en un estado de mezcla de los dos. El hecho de abrir la caja y observar cómo está el gato es lo que nos saca del impasse. Se dice que la observación colapsa la superposición de los dos estados, descritos ambos por soluciones de la ecuación de Schroedinger, en uno solo haciendo que el gato esté definitivamente vivo o muerto. Así, las leyes de la física no nos permiten predecir el resultado de una medida de la naturaleza, sino la probabilidad de que ocurra. No podemos saber cómo es el mundo a menos que lo observemos y el proceso de observación lo alterna.

Si el lector no lo ha entendido
, quizá le consuele saber que cuando se lo explico a mis alumnos y, anonados, me dicen que no lo entienden, respondo que la mecánica cuántica no es cuestión de entenderla sino de hacerse a la idea.


Artículo científico publicado en el Público. Manuel Lozano Leyva. Catedrático de física atómica molecular y nuclear de la Universidad de Sevilla.

Para los amantes de la ciencia como los CELUphysics y Madame Blavatsky (espero que no le entre dolor de cabeza como la última vez que hablamos sobre esta materia jejeje)